viernes, 10 de septiembre de 2010

Guillermo y Estela

Contare la historia que cuenta Cabrera de Guillermo y Estela; él era periodista y ella una jovencita, él se enamoro de ella y ella le siguió la corriente…se fueron juntos…

Ella era muy seria, callada, nunca se reía y cuando lo hacia parecía una mueca, era hermosa, cabello claro, blanca de ojos miel, grises, verdes, le cambiaban…nada le importaba, era como si no tuviera gustos personales, como si jamás tuviera sed y nunca extrañara el agua. No le gustaba el café ¿Cómo puede a una persona no gustarle el café?

Él siempre hablaba mucho se la pasaba diciéndole frases de versos y de canciones pero a ella no le importaba…prácticamente ni le entendía…después de meses juntos de no hacer nada diferente a comer, pasear y dormir un día Guillermo se canso y reflexiono lo que dijo Virgilio:

¿Será cierto, como dijo un sabio, que sólo encontraremos las palabras cuando ya ha muerto el amor? Virgilio se equivocó. El amor no lo contesta todo. El amor no conquista nada. Aun más la nada lo conquista todo. La nada es omnipotente. [1]

Esa noche se dio cuenta de que ella ya no le parecía irresistible como el primer día que se encontraron en aquella Habana setentera. En ese momento decidió olvidar a Estela.


[1] Cabrera, Infante. La ninfa inconstante. s/d, 2005, p. 220-221.

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